Esta garganta recibe el nombre de «Finnich Glen» o «Devil’s Pulpit». Este último significa «el púlpito del diablo» y creo que le va especialmente bien a este misterioso lugar.
Para llegar hasta aquí, tienes que bajar por unas antiguas y empinadas escaleras. Te recomiendo que traigas buen calzado, ya que son muy resbaladizas. Hay una cuerda a la que agarrarse, pero es mejor andar con paso firme.
Desde lo alto de las escaleras, realmente no se ve adónde van a parar. Pero 30 metros más abajo, descubrimos un cañón maravilloso. Mucho más salvaje de lo que me había imaginado. Con una increíble gama cromática de verdes, rojos, naranjas y marrones. Incluso el agua tiene una tonalidad ambarina. Hay quién dice que es whisky escocés…
Yo creo que solo es agua. ¡Pero Escocia es una tierra llena de sorpresas!
Nota: Consulta el parte meteorológico antes de visitar Finnich Glen. Cuando llueve, el agua sube rápidamente. ¡Mejor venir con buen tiempo!