Suele ser una tradición en las ciudades del norte de Europa. Las casas y las tiendas se pintan en colores diferentes. Supongo que es una manera de aportar algo de luz, en especial, en pleno invierno cuando las noches son largas.
En cuanto sale el sol, estos colores lucen todavía más brillantes. Victoria Street es quizá la calle más bonita de Edimburgo. Al recorrerla una y otra vez, me hechizó por completo.
Victoria Street traza una sorprendente curva, que conecta la Royal Mile con Grassmarket. Esta calle también tiene la particularidad de presentar dos niveles. Al recorrerla en sentido ascendente, caminé por la acera, pero al bajar, serpenteé entre las terrazas para disfrutar de un agradable paseo.