En el clan de los Maclaines, la historia del jinete sin cabeza era mucho más que una leyenda narrada durante las veladas, para disuadir a los más temerarios de aventurarse fuera caída ya la noche. Para aquellos que se atrevieran a desafiar a las penumbras, un funesto espectro aparecía, a lomos de un monstruoso corcel y se los llevaría en un viaje sin retorno. Ninguno de los Maclaines que se lo había encontrado había logrado escapar.

Este jinete decapitado era conocido como Hugh Cabeza Pequeña. Antiguo guerrero, Hugh había encontrado su destino en un campo de batalla, bajo la forma de una poderosa espada, que le había desprovisto de la parte superior de la cabeza. No del todo muerto, pero tampoco muy vivo, se había quedado atrapado entre los dos mundos, condenado a entregar a sus desdichadas víctimas a la funesta parca.

Una noche, uno de los miembros del clan Maclaines, Andrew, infringió la ley familiar, Había pasado una agradable velada en casa de los vecinos Faircloud, entonando cantos tradicionales con sus amigos. Hasta tal punto, que la noche era ya avanzada cuando decidió regresar caminando.

Mientras recorría el bosque, oyó el galope de un caballo acercándose. Invadido por el pánico, Andrew se puso a correr como si el infierno se abriera bajo sus pies. ¿Quién además de Hugh Cabeza Pequeña podría ser ese jinete nocturno? Casi podía sentir el aliento del caballo maldito sobre su cuello… mientras la firme mano del jinete sin cabeza intentaba agarrarle por el cuello.

Andrew fue más rápido y logró aferrarse a la rama de un árbol. Mientras el jinete sin cabeza tiraba de él por el cuello con una fuerza diabólica, el brazo de Andrew se mantenía firme, pero por presión el tronco se retorcía peligrosamente. Ligeramente enterradas, las raíces del árbol joven fuero cediendo, una después de otra. Con el árbol únicamente sujeto al suelo por una sola raíz, la vida de Andrew pendiente de un hilo, el día comenzó a despuntar en el horizonte. El jinete sin cabeza huyó profiriendo un aullido de frustración…

Aún hoy podemos ver desde la carretera este árbol retorcido. Cada transeúnte lo saluda, en recuerdo de la victoria del clan Maclaines sobre el mensajero de la muerte. Ningún miembro del clan volvió a saber de él. Mejor encontrarse con la muerte que con su terrorífico mensajero…

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