El malteado es la primera etapa en la elaboración del whisky. La técnica consiste en dejar germinar la cebada para obtener lo que se conoce como cebada malteada.
Para ello, los cereales se dejan en remojo en agua escocesa de gran pureza durante dos o tres días. Luego se secan poco a poco en una zona específica para el malteado.
Durante la fase de secado, la cebada se remueve regularmente y la temperatura se ajusta con precisión para controlar al máximo el progreso de germinación. La duración del proceso varía en función de la época del año.
Los escoceses observan desde sus destilerías el paso de las estaciones, mientras ponen en práctica un saber hacer ancestral, que permite a la cebada alcanzar lentamente el grado de germinación deseado.
Cuando está perfectamente malteada, la cebada se seca en el horno y ya está lista para su maceración.