La fermentación mira de transformar los azúcares mediante la acción de las levaduras. Durante la maceración, la temperatura del agua azucarada se eleva por encima de los 60 °C.
Luego se reduce la temperatura de este líquido, llamado mosto, hasta aproximadamente unos 20 °C para proporcionar el medio ideal para la adición de levaduras.
Las levaduras se añaden a estas grandes cubas de fermentación, capaces de contener decenas de miles de litros de mosto.
Gracias a su acción, los azúcares se convierten progresivamente en néctar bruto en el plazo de unas 48 horas. El líquido resultante se conoce con el nombre de mosto fermentado. En este estadio del proceso, el líquido que se ha obtenido asemeja una cerveza con carácter.
Tras finalizar el proceso de fermentación, el mosto fermentado se transforma en la sala de destilación.
Pero el proceso de elaboración de whisky escocés no ha finalizado aún. El proceso de destilación será el encargado de proporcionarle su tipicidad, absolutamente única.