En el año 565, vivía en tierras escocesas el monje Colomba de Iona. Nacido en Irlanda, donde había fundado varios monasterios, Colomba había viajado a Escocia, para hacer lo mismo. El monje era conocido por la grandeza de sus consejos y la bondad de su corazón.
Un día en el que realizaba una misión, Colomba de Iona paseaba por la orilla del Loch Ness. Este inmenso Loch, que para rodearlo hay que caminar durante tres días, es también el más profundo de Escocia. A más de 250 metros de profundidad, ¿quién sabe qué extrañas criaturas pueden esconderse de las miradas de los curiosos?
Caminando a buen ritmo, el abad hizo un alto en el camino. No muy lejos de la orilla del Loch Ness, un hombre era enterrado por sus familiares. Queriendo bendecirlo, Colomba se interesó por las condiciones de su muerte. El desafortunado hombre había sido despedazado por una bestia que había surgido de las oscuras aguas del Loch.
Incapaz de dejar que aquella malvada criatura sembrase el terror entre los lugareños, el abad Colomba decidió explorar el Loch. Para ello, necesitaba una embarcación. Al ver una barca amarrada en la orilla, se subió a ella y comenzó a remar hacia el centro del Loch.
Las turbulencias provocadas por sus remos tuvieron un efecto involuntario: despertaron a la bestia. Con el grito sordo emitido por el monstruo, el abad comprendió que la criatura había montado en una cólera sedienta de sangre. Horrorizados, los testigos miraban impotentes la sombra del monstruo crecer en la superficie y dirigirse hacia el santo.
Todo parecía estar perdido, cuando Colomba, mirando a la bestia, le hizo tranquilamente la señal de la cruz. De repente, el monstruo del Loch Ness regresó a las insondables profundidades, solo para resurgir en contadas ocasiones. Esta historia es el primer testimonio que se tiene de un monstruo en el Loch Ness. Otras se han ido sucediendo a lo largo d los años, ¿ leyenda o realidad ? Puede hacerse su propia idea…